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martes, 7 de noviembre de 2017

El contraste berlinés.


4 euros con 50 centavos leímos que costaba el desayuno en el Novum Aldea Centrum de Berlín, el alojamiento elegido por internet mientras estábamos en Praga. ¡Y qué desayuno! Había para escoger una amplia variedad de alimentos de toda índole, y por ese precio era un regalo que no se podía despreciar. Te podías comer desde un pan con mermelada acompañado de jugo o café, hasta una suerte de chivito que podías armarte con toda la gama de fiambres, quesos, panceta y huevos que había para seleccionar. Con la excepción de Seba, que declinó pagar cuatro euros más por no estar acostumbrado a desayunar, los demás ¡comimos durante dos días como nunca en los desayunos de nuestras vidas! Pero llegó el día de pagar la cuenta...Resultó que el cartel que anunciaba el monto de nuestro desayuno barato estaba parcialmente tapado cuando lo vimos. Ahora, un número 1 apareció situado a la izquierda del 4, y nuestro desayuno regalado de 4 con 50 pasó a valer 14 euros con 50 centavos, por lo que cada uno terminó pagando, además de la habitación, 30 euros por el desayuno de dos días. Doloridos en el bolsillo, y ante la risa de Seba, nos retiramos del hotel al culminar el periplo por la capital germana. Pasaríamos nuestros últimos días de viaje por Holanda, Bélgica y Francia comiendo refuerzos de jamón y queso. Nuestros días de ricos en Europa comenzaron a llegar a su fin en el restaurante de un hotel berlinés con mala señal de wifi.                                                                                                                                                                  -                                                                Ellas se funden en un beso delante del mural de Brezhnev y Honecker, en East Side Gallery, un amplio fragmento de cientos de metros del antiguo Muro de Berlín que se conserva en perfecto estado al día de hoy.
El beso fraternal socialista fue perpetrado por los líderes comunistas de la Unión Soviética y la RDA (República Democrática Alemana), a fines de los 70. Era simplemente una forma tradicional de saludo entre líderes comunistas de estrecha relación y aunque no se buscaba establecer una vinculación con la homosexualidad, despertaba controversia.
Distraído en East Side Gallery, junto al beso fraternal.

Hoy, 40 años después de aquél momento, una de las chicas se me acerca de entre el gentío, me habla en una lengua que desconozco y me da su celular. Quiere que la fotografíe. Busca a su compañera y se besan. Tomo la foto con el mural del beso fraternal de fondo, únicamente ocupado de retratarlas como ellas desean ser captadas.

Placa con leyenda entre las baldosas. Esta persona fue enviada a Auschwitz.
En el Reloj Mundial, casi bajo el uso horario de Montevideo.
Esto es Berlín: una ciudad de contrastes. Visualmente no tiene el impacto que puede generarte París, Ámsterdam o Praga, aunque esto no le resta belleza. Presenciar la imponente Puerta de Brandeburgo, a la que solo había visto en documentales, en fotos o por la tele, es sensacional.
En Alexanderplatz, una plaza con valor histórico. Dejó alguna anécdota divertida con los cinco caminando durante largo rato para llegar allí ante la insistencia del bloguero.

Los detalles de Berlín están allí para que los busques. De tanto en tanto aparecen en el suelo diseminadas por las veredas, placas conmemorativas con el nombre de personas que fueron deportadas a los campos de concentración durante la cruenta época de la Segunda Guerra Mundial.
Atardecer en la Puerta de Brandeburgo junto a los muchachos.
La Topografía del Terror es un enorme museo al aire libre construído sobre las ruinas de un antiguo cuartel de la Gestapo, la policía secreta oficial de la Alemania Nazi. En este lugar podrás presenciar el recuento de hechos horribles acaecidos durante el período de la guerra en este preciso lugar. Detrás, y arriba, existe un fragmento que aún se conserva del antiguo muro de Berlín, símbolo de divisiones. Muchas familias fueron separadas por años por esta enorme barrera que les impedía verse.
La "Topografía del Terror". Detrás, un fragmento del muro de Berlín.



Cerca de la Puerta de Brandeburgo está el monumento a los judíos de Europa víctimas del Holocausto, un enorme complejo de bloques de hormigón de distintos tamaños colocados sobre un campo ondulante. Está hecho para brindar una extraña mezcla de sensaciones que va desde el orden a la locura. ¿Qué fue el genocidio de personas perpetrado por los alemanes sino un sistema perfecta y cuidadosamente diseñado para llevar al punto más álgido la locura y la estupidez humana?
Camino entre los bloques de hormigón del monumento a los judíos.



Berlín no oculta su pasado, lo expone en cada esquina para el observador atento. Los terribles sucesos que marcaran la ciudad durante décadas oscuras dejaron una estela que está ahí para que todos la vean.
Sin embargo, en el presente la ciudad luce abierta y se respira un aire de paz y tolerancia. Los adolescentes suben al metro bebiendo alcohol y un perro duerme acurrucado en el interior de un vagón. En las calles se ve gente de distintos orígenes y los dueños de los comercios abren sus locales a la hora que quieren.
Bebiendo en mal lugar...

Las chicas se besan en East Side Gallery, las personas se toman fotos entre risas en Check Point Charly y nos sentamos a beber cerveza, mientras el declinante sol de un atardecer veraniego de julio proyecta sombras sobre la Puerta de Brandeburgo.
Las botellas empezaron a acumularse sobre la mesa...