ARRASTRADO POR LA CORRIENTE
Rafting en Costa Rica. |
VIAJANDO POR CENTROAMÉRICA CAPÍTULO 3 (Bocas del Toro/Fortuna de San Carlos).
-¡Mario, no sabe nadar! ¡Mario, se ahoga!
- .....
Miradas de perplejidad oteaban un cuerpo amarillo inmóvil mientras iba corriente abajo arrastrado por el río. Era yo por supuesto. En un paréntesis del rafting, mientras tomábamos una cerveza recreacional, habíamos divisado una cuerda que pendía de un árbol sobre la vera opuesta del río.
Brian y Martín querían subirse a la cuerda y tirarse al agua desde allí. Lo habían hecho en la mañana en otro lugar mientras me tomaba un cóctel en el hostel compartiendo el instante con un hindú y el barman costarricense del lugar. Ahora mis amigos me invitaron y asentí. Me pareció que podría llegar al otro extremo caminando y me lancé al agua primero. Empecé a caminar sin problema pero llegando al medio del río comencé a perder pie y la corriente me empujó. No sabía nadar pero tenía un chaleco salvavidas amarillo, así que conservé la calma y esperé a poder poner pie. Me alejé varios metros corriente abajo y escuché los gritos notando la aparición de algunas miradas de preocupación en mis amigos y los guías. Martín se lanzó al agua y nadó pero finalmente me alejé más rápido. Se encendió una señal de alarma en mi y empecé a bracear, procurando acompañar el movimiento con mis pies, pero lo hacia contracorriente y fue inútil, seguí alejándome. Finalmente empecé a bracear perpendicular en dirección a la vera dónde estaban los demás, y al cabo de unos segundos puse un pie en el suelo, luego el otro, y con un poco de vergüenza, derrotado, caminé trastabillando por las piedras mojadas hasta llegar donde los otros. Hubo alivio, risas y se gestaron las bromas de Martín y Brian, que sí saben nadar, llegaron al otro lado y se arrojaron de la cuerda al agua.
La complejidad de nuestro río era de nivel 2 y por momentos de 3, en una escala que va hasta el 5 en ríos que son remontados por profesionales del rafting como nuestro guía. Lo más seguro es que, de no conseguir dar pie en el tramo que lo logré, más adelante lo hubiese hecho de una u otra forma, además estaba protegido por el casco y el chaleco, pero el susto del momento se vive de todos modos.
Cruzando a pie la frontera entre Panamá y Costa Rica en Sixaola. |
EL COMPLOT DE LAS NUBES MATA EL PLAN ARENAL.
En la Fortuna de San Carlos la visibilidad estaba disminuida. Más allá de los monumentos y caseríos del pueblo, poco podía verse debido a la gigantesca acumulación de nubes que se cernía como un manto blanco sobre las montañas linderas, entre ellas el imponente Volcán Arenal. Había muchos tours ofrecidos por múltiples agencias, pero el del volcán no prometía la mejor apreciación del lugar, así que luego de consultar en distintos sitios nos decidimos por hacer rafting y cerrar el día en el centro de aguas termales de Kalimbú. De este último destino no hay fotos, pues era de noche en unas maravillosas termas poco iluminadas y nos pasamos tirándonos en gomones por altos toboganes pasando de lo más divertido.
LA CALIDEZ TICA
Si algo aprendí de viajar, es que cada país tiene gente amable que está dispuesta a ayudarte si lo necesitas. Sin embargo, entre los países visitados hasta aquí, Costa Rica se distingue por la calidez de su gente. El “Pura Vida” es mucho más que un simple slogan turístico, significa un “hola”, un “hasta luego”, y un “suerte, que te vaya muy bien”. Resume una filosofía que pregona devotamente el valor de la vida relajada, la energía positiva, el buen humor y la simpatía constante. Todos sonríen y saludan con el “Pura vida” que se nos termina pegando a los tres, que recibimos esas buenas vibraciones y las devolvemos con más sonrisas y amabilidad. La gente tica es dueña de un inigualable carisma.
En nuestro interminable peregrinaje que nos llevara de Bocas del Toro a La Fortuna, pasando por San José, los tres nos sentimos vedettes del bus que nos transportaba. Sentados en el piso por falta de lugares, con el termo y el mate y nuestro acento extranjero en medio de tanto tico, llamamos inevitablemente la atención. Se terminó gestando una ronda de mates, entre caras de curiosidad y repugnancia, coronadas siempre con risas y buena onda. Un momento mágico sin duda.
El interior de nuestro hostel. |
LA CELESTE Y LA BAMBA EN "LOS AMIGOS".
El bar y restaurante Los Amigos es un rincón singular del pequeño enclave de Santa Elena. El lugar sufre una metamorfosis notable del día a la noche. Mientras la luz del astro rey baña las laderas de las montañas cercanas, del bosque nublado y del pueblo de Santa Elena, el bar Los Amigos es un amplio salón de dos plantas, con una barra de tragos enorme, heladeras con todo tipo de bebidas y televisores de plasma.
Al mediodía de nuestra primer jornada en Monteverde los tres vemos a puro grito las alternativas del Uruguay – Portugal hasta que la afonía se apodera de nosotros, porque la Celeste es la Celeste que todos conocemos, y jugando compacta y solidaria, aguanta y pega con fuerza para despachar a Cristiano Ronaldo y cía de la Copa del Mundo. Es el boxeador recio que recibe castigo, está perdiendo por puntos, pero resiste contra las cuerdas analizando el momento preciso para asestar el golpe de nockaut. La gente del bar, que en buena medida estaba con Uruguay, celebra. Algunos nos felicitan. Un señor austríaco dice en perfecto español :“Estoy contento, Portugal no iba a poder con Francia, pero Uruguay sí puede. Tiene mucho corazón”. Cuando habla del corazón uruguayo, abre sus ojos como para reforzar esa analogía entre lo que entrega la Celeste en la cancha, y la importancia de ese órgano vital que posibilita la vida.
A la noche el lugar muta de piel como las serpientes del herpetario, convirtiéndose en discoteca. Seguimos celebrando el triunfo compatriota entre cervezas y risas, mientras suena la popularísima "La Bamba".
Rana venenosa verdinegra, de 4.3 cm. |
BUNGEE 1 – FABIO 0, Y AL FOSO DE LAS SERPIENTES.
Dos días en el bosque nublado tico en Santa Elena de Monteverde, y al final de cuentas no me animo a hacer el bungee extremo. Martín y Brian se toman un bus para ir a caminar por el bosque nublado mientras yo decido finalmente visitar el herpetario de Santa Elena, descartando al final la posibilidad de hacer bungee jumping. Estuve meses evalúandolo, sintiendo crecer las ganas de hacerlo, pero llegado el momento, la instancia me supera. Por ahora perdí el primer round, y bien.
Luego de beberme un reanimante café expreso en mi compañía, me dirigí al herpetario con la ilusión de ver la víbora de terciopelo. Para mi fortuna estaba abierto al público, pagué la entrada e ingresé. Averigué dónde estaban las serpientes venosas y dejé su apartado para el final. Vi ranas venenosas, serpientes y tarántulas, y entre todo este bicherío, debo decir que me sorprendieron especialmente las ranas: son diminutas; algunas especies realmente son muy pequeñas y me asombra percibir que algo tan pequeñito pueda generar tanto daño.
La belicosa y sumamente venenosa víbora de Terciopelo. |
PAÍS VERDE Y DE DIFÍCIL CIRCULACIÓN
Las carreteras forman interminables filas de vehículos que retrasan y enlentecen la circulación. Son estrechas y en dos sentidos por lo que el margen de maniobra es reducido, lo que hace que el tránsito por las rutas de acceso a las principales ciudades del país sea demasíado lento por momentos. De todos modos existen obras para ampliar las carreteras, algo que el simpático chofer del bus que nos lleva de San José a La Fortuna define como “urgente y necesario”.
Por otro lado, es impresionante el verde de este país, todo está recubierto de una densa vegetación que luce verdaderamente impenetrable. Hablamos sobre esto con los muchachos y escucho a Martín reflexionar en voz alta si no será la vegetación la causa de lo reducido de las carreteras. Al ser un país que realmente valora, como pocos, su patrimonio natural, no sería extraño que por esa razón decidieran impactar mínimamente sus ecosistemas.
Carretera costarricense bordeada por la selva. |