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lunes, 27 de marzo de 2017

Mis 5 lugares preferidos.

En ocasiones las personas me han preguntado: "¿qué lugar te gustó más?" o, "¿cuál es tu sitio favorito?" Elegir uno solo de entre los que pude visitar hasta aquí, me parece una empresa difícil, por lo que me agrada más la idea de poder hacer un breve listado.
Para ser más preciso, me quedo con 5 lugares que se volvieron especiales por ser gestores de instancias de emoción, desafíos de límites no exentos de adrenalina, conocimientos nuevos, y por sobre todas las cosas, propiciar la experimentación de sensaciones maravillosas que ante todo, me hicieron sentir vivo.

Caminando por 5 países. Arriba, de izquierda a derecha: Desierto de Atacama (Chile); Tramo hidroeléctrica-Machu Picchu (Perú); Potosí (Bolivia); Tucumán (Argentina). Abajo, mismo orden: Puno (Perú); Chimborazo (Ecuador); Villazón (Bolivia); Cajas (Ecuador).
Cuánto más viajo, más me alejo de la idea de ser un simple turista, y más me acerco al plan de aventurarme en forma libre por el lugar que sienta, dejando de lado la idea de pagar altas sumas  de dinero a agencias que solo me llevarán a la parte favorable de los países, limitándome la chance de elegir adónde ir, qué hacer y cuándo hacerlo. Cada vez me interesa menos el confort de la burbuja turística que ofrecen las agencias, y la noción de viajar para descansar. Prefiero adentrarme en sitios poco conocidos y escasamente explorados que no suelen aparecer en las publicidades de la tele o en las revistas.

Flor creciendo en el hostil ambiente del Chimborazo.
Fui construyendo ese perfil viajero aventurándome por Sudamérica sin más intermediario con los lugares y su gente, que la lectura previa para organizar el viaje, y el caminar libremente con mis amigos hablando con los locales. Sin más preámbulos, aquí están mis 5 lugares preferidos, sin un orden específico:
  • PARQUE NACIONAL CHIMBORAZO (ECUADOR): la imponente montaña ecuatoriana se levanta orgullosamente sobre los Andes de este pequeño país mezcla de costa, sierra y selva. Casi ignoto, salvaje y tan virgen como puede esperarse en un mundo con cada vez más carreteras, ciudades y personas, el gigantesco volcán exhibe sus nieves eternas, la tundra y el viento helado, las hermosas y esquivas vicuñas, frías lagunas y campesinos arriando llamas por los páramos naturales de este sitio poco conocido. El Chimborazo es uno de los picos más altos de América y supera con claridad, no solo a las cumbres más elevadas de por lo menos tres continentes, sino también al mismísimo Monte Everest.
    Momento de magia en el Chimborazo.
    El ensanchamiento de la Tierra en el área del Ecuador le confiere al coloso andino, el privilegio de constituirse en el punto del planeta más próximo al Sol y más alejado del centro del mundo. Me dieron ganas de llorar, y sigo teniendo deseos de hacerlo cuando narro mi experiencia caminando sobre las faldas de este hermoso paraje ecuatoriano. Ningún otro sitio, ni antes ni después, me generó una emoción similar. Las palabras no sirven para describir las sensaciones que me despertó. Si tienes la posibilidad, date una vuelta. No te vas a arrepentir.
  • CAMINO A LOS YUNGAS (BOLIVIA): más conocida por su seudónimo "carretera de la muerte", es posiblemente la ruta más peligrosa de la Tierra. Muy pocos caminos podrían rivalizar en riesgo extremo con este sendero serpenteante de piedras sueltas en continuo descenso, con una caída que alcanza hasta 800 metros de profundidad. Sus 70 km de largo están tallados sobre una pared montañosa en medio de un entorno natural espectacular. La completé en bicicleta realizando un trayecto de cerca de 60 km, en un día que confirmó desde su inicio, de que se trata esta carretera: temprano a la mañana una grúa intentaba sin éxito alcanzar un camión que habia caído al vacío. Hacer esto para mi fue un hito personal, porque nunca había hecho nada parecido a una actividad extrema.
    Porque en definitiva representó llevar mis barreras más allá de lo que estaban, superando mis propios límites. En el viaje más importante de mi vida, este hecho puntual se erigió como el símbolo de esa aventura, marcando un antes y un después en los niveles de autoconfianza de este viajero y novel aventurero.
    En la bicicleta a punto de empezar. Atrás, la grúa intentando alcanzar el camión.
  • CUSCO (PERÚ): el ombligo del mundo se suma a esta lista con sobrados motivos. Fue la primera de las muchas ciudades de altura en las que estuve, y como llegué en avión, realmente constituyó mi encuentro sin escalas previas con esa sensación que tanto anhelaba experimentar: la de percibir la falta de oxígeno. Siendo Uruguay un país llano, caminar por Cusco resultó verdaderamente una experiencia nueva desde lo geográfico. Internarme en el barrio de San Blas, en la antigua Catedral o el poder situarme en alguna de sus estrechas callecitas de adoquines, para ver como la senda continua hacia abajo y luego vuelve a subir, hasta perderse en ese paisaje memorable de verdes montañas salpicadas de caseríos de techitos rojos, son algunas de las muchas razones para visitar una de las ciudades más lindas que conozco.
    Terrazas de Pisac.
    Además, en las cercanías de la antigua capital inca está el valle sagrado, un ambiente mágico desde lo visual, del que escucharás cientos de historias vinculadas a una de las civilizaciones más prósperas de su tiempo. No te pierdas Sacsayhuamán, Ollantaytambo, Qenqo, Písac y por supuesto: Machu Picchu, una de las maravillas del mundo moderno, un sitio increíble que posiblemente te quite el aliento y aliene tus sentidos.
    Cusco, desde una callecita en San Blas.
  • LAGO TITICACA (BOLIVIA/PERÚ): azul, azul y más azul. Todos azules distintos. Y por allá, islotes verdes. Y más allá aún, los imponentes picos nevados de los Andes que emergen de la tierra distante como si fueran los enormes dientes de algún tiburón prehistórico, mientras el sol altiplánico brilla con fuerza desde lo alto.
    Lago Titicaca, desde el Cerro Calvario.
    ¿A qué artista se le habrá ocurrido crear esta maravilla natural? Si Dios existe, cavó y rellenó  él mismo la cuenca del Titicaca, se olvidó de los problemas del mundo y se quedó a vivir para siempre en la isla del Sol.
    En la isla del Sol.
    Hoy, el lago navegable más alto del planeta está tatuado en mi brazo derecho, pero en realidad refresca con sus aguas para siempre mi interior.
    Islotes, y mucho azul.
  • CERRO RICO DE POTOSÍ (BOLIVIA): la antigua mina generadora de riquezas desparramadas por el mundo, esconde en su interior laberíntico innumerables historias de épocas pasadas. En el presente también se escriben historias en el día a día de los trabajadores indígenas que se adentran en el gigante buscando mineral, persiguiendo la utopía alimentada por viejas leyendas de volverse ricos.
    Calle desierta en Potosí, con el Cerro Rico al fondo.
    Bajo la protección del "Tío" trabajan arduamente prácticamente con lo puesto, mientras mastican coca para obtener energía, configurando una escena del siglo XVI en pleno siglo XXI. La atmósfera mística del lugar te envolverá y no te resultará sencillo cuando te vayas y notes correr el tiempo, olvidar la magia de esta montaña legendaria.
En definitiva, se trata de un pequeño listado particular de lugares que son significativos para mi por motivos especiales. Pero no olvido los colores de Purmamarca, la nueva concepción del silencio que adquirí en el desierto de Atacama o en el Salar de Uyuni, la vista del nevado del Illimani sobrevolando La Paz en teleférico, o Baños y el columpio del Fin del Mundo.
De la elección de estos 5 lugares, se desprende que Bolivia sin duda ocupa un  rincón muy especial entre los países en que he estado. Con esa mezcla de imponentes ambientes naturales, ciudades esculpidas en las montañas y una infraestructura turística aún en pañales, es un destino ideal para aventureros.