Para ser más preciso, me quedo con 5 lugares que se volvieron especiales por ser gestores de instancias de emoción, desafíos de límites no exentos de adrenalina, conocimientos nuevos, y por sobre todas las cosas, propiciar la experimentación de sensaciones maravillosas que ante todo, me hicieron sentir vivo.
Flor creciendo en el hostil ambiente del Chimborazo. |
- PARQUE NACIONAL CHIMBORAZO (ECUADOR): la imponente montaña ecuatoriana se levanta orgullosamente sobre los Andes de este pequeño país mezcla de costa, sierra y selva. Casi ignoto, salvaje y tan virgen como puede esperarse en un mundo con cada vez más carreteras, ciudades y personas, el gigantesco volcán exhibe sus nieves eternas, la tundra y el viento helado, las hermosas y esquivas vicuñas, frías lagunas y campesinos arriando llamas por los páramos naturales de este sitio poco conocido. El Chimborazo es uno de los picos más altos de América y supera con claridad, no solo a las cumbres más elevadas de por lo menos tres continentes, sino también al mismísimo Monte Everest.
Momento de magia en el Chimborazo.
- CAMINO A LOS YUNGAS (BOLIVIA): más conocida por su seudónimo "carretera de la muerte", es posiblemente la ruta más peligrosa de la Tierra. Muy pocos caminos podrían rivalizar en riesgo extremo con este sendero serpenteante de piedras sueltas en continuo descenso, con una caída que alcanza hasta 800 metros de profundidad. Sus 70 km de largo están tallados sobre una pared montañosa en medio de un entorno natural espectacular. La completé en bicicleta realizando un trayecto de cerca de 60 km, en un día que confirmó desde su inicio, de que se trata esta carretera: temprano a la mañana una grúa intentaba sin éxito alcanzar un camión que habia caído al vacío. Hacer esto para mi fue un hito personal, porque nunca había hecho nada parecido a una actividad extrema.
Porque en definitiva representó llevar mis barreras más allá de lo que estaban, superando mis propios límites. En el viaje más importante de mi vida, este hecho puntual se erigió como el símbolo de esa aventura, marcando un antes y un después en los niveles de autoconfianza de este viajero y novel aventurero.
En la bicicleta a punto de empezar. Atrás, la grúa intentando alcanzar el camión. - CUSCO (PERÚ): el ombligo del mundo se suma a esta lista con sobrados motivos. Fue la primera de las muchas ciudades de altura en las que estuve, y como llegué en avión, realmente constituyó mi encuentro sin escalas previas con esa sensación que tanto anhelaba experimentar: la de percibir la falta de oxígeno. Siendo Uruguay un país llano, caminar por Cusco resultó verdaderamente una experiencia nueva desde lo geográfico. Internarme en el barrio de San Blas, en la antigua Catedral o el poder situarme en alguna de sus estrechas callecitas de adoquines, para ver como la senda continua hacia abajo y luego vuelve a subir, hasta perderse en ese paisaje memorable de verdes montañas salpicadas de caseríos de techitos rojos, son algunas de las muchas razones para visitar una de las ciudades más lindas que conozco.
Terrazas de Pisac. Cusco, desde una callecita en San Blas. - LAGO TITICACA (BOLIVIA/PERÚ): azul, azul y más azul. Todos azules distintos. Y por allá, islotes verdes. Y más allá aún, los imponentes picos nevados de los Andes que emergen de la tierra distante como si fueran los enormes dientes de algún tiburón prehistórico, mientras el sol altiplánico brilla con fuerza desde lo alto.
Lago Titicaca, desde el Cerro Calvario. En la isla del Sol. Islotes, y mucho azul. - CERRO RICO DE POTOSÍ (BOLIVIA): la antigua mina generadora de riquezas desparramadas por el mundo, esconde en su interior laberíntico innumerables historias de épocas pasadas. En el presente también se escriben historias en el día a día de los trabajadores indígenas que se adentran en el gigante buscando mineral, persiguiendo la utopía alimentada por viejas leyendas de volverse ricos.
Calle desierta en Potosí, con el Cerro Rico al fondo.
De la elección de estos 5 lugares, se desprende que Bolivia sin duda ocupa un rincón muy especial entre los países en que he estado. Con esa mezcla de imponentes ambientes naturales, ciudades esculpidas en las montañas y una infraestructura turística aún en pañales, es un destino ideal para aventureros.
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