El centro
histórico de Lima, capital del Perú, es de un colorido inusual. Las
edificaciones del casco viejo de la “Ciudad de los Reyes”, que datan de la
época colonial, están pintadas de una amplia variedad de colores. Rojo,
amarillo, azul, entre otros. Parece que cuando los españoles allá por la
primera mitad del siglo XVI comenzaron a construir aquí sobre la costa del
Pacífico, la ciudad que sería capital del virreinato del Perú, decidieron
utilizar pintura para colorear las fachadas de las casas y edificios. Era
necesario lograr en las estructuras una apariencia de vida y alegría, en
contraste con el gris permanente del cielo del lugar. Acá en Lima el cielo es
casi siempre de una tonalidad metálica, está cubierto por una nubosidad casi
permanente.
Cocina peruana. |
Lima es, por
otra parte, la ciudad donde casi nunca llueve. A pesar de que la urbe está
ubicada a orillas del enorme océano Pacífico, las
precipitaciones ocurren con la misma frecuencia que las visitas extraterrestres
al living de mi casa.
Es que la
fría corriente marina de Humboldt procedente de la zona antártica, baña la
costa peruana generando aguas con una temperatura por debajo de lo esperado
para estas latitudes. Esto dificulta la evaporación y provoca la ausencia de
lluvias.
Plaza de Armas de Lima. |
La ciudad
vista desde el aire es de un gris absoluto, los alrededores están desprovistos
de vegetación debido a la aridez de la zona. En esto contrasta con la vista
aérea de Cusco, ciudad ubicada entre verdes montañas.
El río
Rímac, que en quechua quiere decir “hablador”, pasa por la ciudad siendo su
principal abastecedor de aguas. Se pronunciaba antiguamente Limaq, de lo que
finalmente derivó el término en español Lima, nombre de la ciudad.
Con gesto adusto en la Plaza de Armas. |
Una de las
cosas que más acaparó mi atención de la capital peruana, además de las citadas,
radica en el tránsito. Los limeños andan literalmente a bocinazo limpio durante
toda la jornada. Más aún en las horas pico, por ejemplo al momento de
culminación del día laboral.
No hay sitio
de la calle en el que sea clara la preferencia del peatón para cruzar a la
vereda de enfrente. Ni siquiera en las cebras, que lucen más decorativas que
útiles. Sólo los semáforos parecen poner un poco de orden a un tránsito que
luce verdaderamente diferente.
Bus local. |
El precio
del taxi se acuerda en el momento previo a subir al vehículo, y depende
obviamente del lugar adonde uno quiera ir, así como de la voluntad del taxista
y las destrezas de persuasión propias. Hay combis y buses también. Incluso
líneas férreas que realizan algunos recorridos largos.
En Perú se
utiliza el regateo en general, salvo en tiendas o locales donde el valor de las
cosas esté prefijado.
Los casi 9
millones de habitantes que viven aquí, se reparten en más de 40 distritos
–barrios, para nosotros los uruguayos-, de entre los que destacan por su nivel
de vida y confort, el de San Isidro y especialmente, Miraflores. Edificios
suntuosos y jardines sobre barrancos que dan al océano además de parques con
verde y fuentes, hacen de Miraflores el cartón postal de Lima.
Durante la
estadía, en un momento me siento en un sofá del hall del hotel y leo en los
diarios que algunas partes de la ciudad se han convertido en una suerte de
“tierra de nadie” y percibo que la inseguridad está instalada en los hogares
limeños. Al circular por la calle se ven las ventanas y puertas de las casas
detrás de las rejas, sin embargo sólo puedo hablar de la hospitalidad del
limeño, receptivo y bien dispuesto a atender a los visitantes.
Miraflores, da al océano Pacífico. |
La parte de
la “ciudad vieja” es un lugar de interés para visitar, allí están la Plaza de
Armas y el palacio de gobierno. Detrás y a los lados del palacio, la iglesia de
Santo Domingo y el convento de San Francisco con sus catacumbas, parecen
sostenerlo como brazos. Simbolismo puro. La religión como bastión del poder,
según comentan por acá.
Pisco Sour peruano. |
Eso sí, si
no quieres ser un “pollo”, es decir un “flojo” en el lunfardo peruano, ve a
algún boliche limeño y tómate un buen pisco sour.
Otra foto del Pacífico, tomada en el distrito de Miraflores. |
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