Sucedió que el veterano guarda del tren con destino a Brujas pasó a verificar nuestros boletos. 4 de nosotros estábamos empleando por quinta vez el pase de Eurail que adquirimos por internet en Uruguay, para cubrir el tramo Bruselas/Brujas. Nos queda un boleto más del abono con el que retornaremos a París. A Mauro, en cambio, solo le quedaba uno y prefirió reservarlo para el regreso a la capital francesa, por lo que debió comprar el ticket a Brujas desembolsando 15 euros. Pero pagó por un boleto para viajar en segunda clase, por lo que tuvo que mudarse de vagón.
En nuestro vagón de primera clase los asientos prácticamente no se reclinan, no hay electricidad ni wifi, aunque justo es decirlo, Brujas queda a escasa distancia de la capital belga.
Brujas es una ciudad distinta por su fisonomía a la mayoría de las ciudades que tienes la posibilidad de conocer y frecuentar. Existe una infinidad de puentes y canales, lo que le ha valido el rótulo de "la Venecia del Norte". La ciudad parece muy vieja y da la impresión de ser un pueblo europeo sumergido en la profundidad del tiempo.
A mediodía, buscando un lugar para almorzar, notamos que los precios de los menús son altos en general. Acabamos entrando a un supermercado y comprando barato. Mauro, Nico y Sebastián compran unas hamburguesas envasadas que saben bastante mal a juzgar por sus comentarios posteriores. Martín y yo optamos por comprar unos jugos frutales, pan y fiambre para preparar unos refuerzos.
Mauro, Seba y Nico. |
En el interior del Bahuaus Hostel, Seba ronca haciendo temblar los cimientos de la habitación compartida que rentamos, logrando que nuestra compañera asiática pierda los estribos, y furiosa, golpee reiteradamente la pared del cuarto, visiblemente molesta con el concierto sonoro del fotógrafo del grupo.
Nico, alias "mampara" Sosa, rinde honores a su novel apodo y baja la persiana por una buena cantidad de tiempo dedicándose a whatsappear con la novia.
Martín |
Atardecer en Brujas. |
Con Mauro descubrimos un urinario al aire libre. La instalación no tiene prácticamente paredes y se puede ver perfectamente quien está dentro. Por supuesto, lo usamos.
A la tardecita entro a un comercio donde venden souvenirs y otros implementos que podrían servir de regalo para traerle un presente a la gente que conozco en Uruguay, pero termino comprando una cerveza artesanal hecha por unos monjes en algún remoto paraje de la campiña belga.
El hindú que regentea el local habla bien el español y me convence de probarla. Camino un poco, bebo algo y siento como si hubiese tomado un par de Patricias de 1 litro en Uruguay con el estómago vacío. Es fuerte y sabe bien.
Brujas es una ciudad tranquila, para recorrer y descansar. Dueña de una belleza casi incomparable con sus calles adoquinadas, canales y puentes, no parece un lugar para ir de juerga. Temprano cierran los distintos locales y ya luego no queda mucho para hacer, salvo caminar, conocer y tomar fotos.
El impacto inicial de conocerla remitió un poco porque veníamos de ciudades como Praga o Ámsterdam, que también tienen canales y puentes. Por esta razón no hubo "factor sorpresa" al llegar.
Razonábamos entre nosotros que de haber iniciado el viaje por Brujas luego de París, en vez de volar a Varsovia, nos habríamos encantado mucho más con Brujas. Además estábamos en el tramo final del viaje, y el cansancio comenzaba a pesar para todos, menos para el imperturbable Martín.
Estuvimos un día y una noche aquí, y el 14 de julio, el día de la Fiesta Nacional Francesa, volveríamos a París para ser testigos de la entonación vibrante y multitudinaria de la magnífica Marsellesa en Champs de Mars, al pie de una Torre Eiffel vestida de fiesta con su espectáculo de luces.
El urinario. |
Maravilloso lugar, emblemático paisaje y llamativo lugar para ir a visitar como turista, espero que mis colegas de Chemin de L'Inca puedan tener o mantener algo parecido para mi viaje.
ResponderEliminar¡Te deseo mucha suerte!
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