En Mirador Turi. Sostengo la GoPro. Cuenca al fondo. |
Al llegar, ingresamos al centro de atención al turista ubicado en la propia terminal de ómnibus. Averiguamos hostales disponibles que se ajusten a los requerimientos del grupo y actividades para hacer en Cuenca. Nos atienden gentilmente, nos llevamos un plano de la ciudad y nos dirigimos a la salida.
El taxi nos deja a una cuadra del recomendable hostal Colonial -nuestro alojamiento-, dado que la calle está cortada por las obras. Por 60 dólares -precio total-, alquilamos una cómoda habitación para los 4, con baño privado, agua caliente y wifi.
El mirador Turi corona la ciudad en lo alto de un cerro ofreciendo una vista fascinante. Hasta allá fuimos, tomamos fotos, filmamos videos y compramos algunos regalos.
Por la noche cenamos y sin quererlo, terminamos en un karaoke muy alegres. Si vienen a Ecuador alguna vez y piensan salir de noche, ingresar a bares, karaokes, pubs o discotecas, nunca lo hagan sin el documento de identidad. La policía controla bastante y los dueños de los locales serán inflexibles en cuanto a esta exigencia, sin importar la edad del interesado en ingresar al lugar.
Un paseo obligado en Cuenca consiste en la visita al Parque Nacional de Cajas, un espectacular paraje andino con lagunas rodeadas de montañas.
Para llegar, en la terminal de buses se compra un boleto por 2 dólares en el local de la empresa Cooperativa Universal. Luego de una hora de viaje se llega al lugar. Hay que llevar abrigo porque hace frío.
En el trayecto en bus encontramos unas muchachas alemanas que viajan desde hace meses por Latinoamérica, hablan muy bien el español y resulta muy gracioso escuchar a una decir "guachín" cuando le toca el turno al lunfardo porteño en la charla sobre maneras de hablar el español de los americanos. Son simpáticas, buscan charlar y mi amigo Brian les ceba mate animadamente.
Hay mal tiempo en el Cajas. Está cubierto, llueve, hace frío y la altura es de 3900 msnm. A pesar de ello ponemos buena cara y descendemos del bus para registrarnos e iniciar el recorrido por el parque. La entrada es absolutamente gratuita. Las instalaciones cuentan con una oficina por la que todos los visitantes deben pasar obligatoriamente para registrarse, restaurante y baños.
Para Brian y para mi, la escasez de oxígeno en la altura no era un fenómeno desconocido. Pero Martín y Sebastián no la habían experimentado hasta llegar a Cuenca. Si bien la altitud de la tercera ciudad del Ecuador puede afectarte, ninguno de nosotros la sintió. En cambio, en el Cajas las cosas cambiaron un poco. Escasos pasos a través de pequeñas cuestas o escalones, supusieron un reto mayor, finalmente sorteado con buen suceso por todos.
Caminando entre las piedras en el Cajas. |
A pesar de la belleza incuestionable de este paraje natural, no deja de acecharme la idea de que en un día limpio de nubes y de resplandeciente sol, la belleza le abriría el telón al paraíso.
Al regreso del Cajas, por 9 dólares -por persona- compramos boletos para Ambato, a 6 horas de viaje en bus desde Cuenca.
Nuestro próximo destino es la localidad de Baños de Agua Santa, conocida como la puerta de "El Dorado", una antigua y mítica ciudad llena de oro -¿real?- cuya búsqueda desveló a los conquistadores.
En el Cajas, con la laguna Toreadora detrás. |
Baños es una pequeña localidad ubicada entre la sierra y la selva, al pie del amenazante volcán -activo- Tungurahua. Pero para llegar allí, primero debemos ir a Ambato. Sería un viaje incómodo y peligroso que nos situó en una situación de tensión que más adelante describiré.
Cerca de Ambato, Baños y el Tungurahua , una de las montañas más altas de América y el punto más alejado del centro de la Tierra, vigila el área. Es momento de ir en búsqueda del imponente Chimborazo.
Solo espero lograr el permiso de las nubes para ver al gigante.
Martín toma la foto mientras nosotros tres caminamos por una céntrica plaza. |
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